El Foro Energía AEGE 2025, celebrado en Madrid bajo el lema “Clean Industrial Deal: nuevo marco para la industria”, dejó una propuesta de gran impacto para el futuro energético de Europa: establecer contratos tripartitos entre el sector público, los generadores y los grandes consumidores industriales.
La idea, presentada por José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, busca crear acuerdos estables de suministro eléctrico que protejan los precios, fomenten la inversión en renovables y reduzcan la exposición de la industria a la volatilidad del mercado.
Este esquema, inspirado en la experiencia francesa, implicaría la participación de los gobiernos en la estructura contractual, compartiendo riesgos con los productores de energía y las empresas electrointensivas. “Estos contratos deberían favorecer un mejor clima para la inversión en energías limpias, la competitividad industrial y el empleo”, explicó Jainaga, quien describió la medida como un ejemplo de cómo la política industrial y la energética pueden converger para acelerar la descarbonización.
La propuesta llega en un momento crítico para la industria europea. El Clean Industrial Deal busca aliviar la pérdida de competitividad causada por los altos costes eléctricos, la fiscalidad y los sobrecostes asociados a los servicios de ajuste.
Carlos Navalpotro, presidente de AEGE, subrayó la necesidad de “priorizar los proyectos industriales en la conexión de nueva capacidad a la red” y recordó que la Comisión Europea ya “reconoce la posibilidad de marcos específicos para las industrias intensivas en energía”.
Para el sector renovable, esta propuesta de contratos tripartitos abre un camino inédito de colaboración estructural con la gran industria, con implicaciones profundas en la estabilidad de ingresos y la financiación de proyectos. Santiago Bordiu, CEO de Ignis Energía, lo resumió así: “España tiene renovables competitivas y capacidad para atraer demanda electrointensiva, pero debe apostar decididamente por proyectos industriales vinculados a la generación renovable, habilitar un acceso flexible a la red y promover instrumentos como subastas de descarbonización y CAEs”.
El consenso fue amplio: el almacenamiento, la flexibilidad y un marco regulatorio coordinado serán los pilares sobre los que construir este nuevo modelo de cooperación. En palabras de Blanca Losada, presidenta de Fortia Energía, Europa debe “evolucionar hacia un modelo con menos y mejor regulación”, donde el precio de la energía se desacople del gas y la industria actúe como consumidor activo, aportando firmeza al sistema.
Si la idea de los contratos tripartitos avanza, España podría convertirse en el primer país europeo en probar un sistema estable que integre objetivos industriales y energéticos, acelerando la transición hacia una economía eléctrica descarbonizada basada en renovables.
Recomendaciones y desafíos del Clean Industrial Deal
El Foro Energía AEGE 2025 también profundizó en otros aspectos críticos para el sector. Carlos Navalpotro destacó la necesidad de poner en práctica las recomendaciones del Clean Industrial Deal para recuperar la competitividad de la industria, lastrada por la fiscalidad, los sobrecostes de los servicios de ajuste y los peajes.
También subrayó la importancia de acceder a energía procedente de tecnologías no emisoras y desacoplada del precio del gas, al tiempo que pidió priorizar los proyectos industriales en la conexión de nueva capacidad a la red.
La primera mesa del Foro, centrada en los precios asequibles para el consumidor electrointensivo, contó con la participación de Silvia Escudero (Statkraft), quien enfatizó que “el almacenamiento es una prioridad urgente para flexibilizar el sistema eléctrico y evitar vertidos de generación”. Antonio Ramón (Prosolia) añadió que, tras alcanzar la madurez de las renovables, “es esencial aportar energía en las horas en que las industrias la necesitan”, destacando el papel del almacenamiento como respaldo flexible. Prosolia ya está integrando baterías en parques como Albisparks, en Portugal, para garantizar energía limpia y estable.
Chema Zabala (Alantra Energy Transition) analizó el impacto del contexto internacional sobre los precios, la evolución tecnológica y la necesidad de mantener la competitividad a pesar de los objetivos de descarbonización.
Los investigadores del IIT Comillas presentaron un estudio sobre los costes de los servicios de ajuste, que pasaron de menos de 5 €/MWh en 2020 a más de 25 €/MWh en mayo de 2025. Propusieron una nueva metodología de asignación para reducir distorsiones y aumentar la previsibilidad, recomendando también exenciones o descuentos para los consumidores industriales expuestos a la competencia internacional.
En la mesa sobre el Clean Industrial Deal, José Antonio Jainaga, Santiago Bordiu y Blanca Losada coincidieron en que Europa atraviesa un momento decisivo. Jainaga recordó que los costes energéticos y fiscales representan la mitad de la factura industrial y celebró el impulso del nuevo marco europeo para fomentar PPAs y renovables. Bordiu destacó que España tiene la oportunidad de convertirse en la gran plataforma industrial limpia de Europa, mientras que Losada advirtió sobre la necesidad de que el continente defina una estrategia propia frente al avance de Estados Unidos y China, fortaleciendo su autonomía energética mediante la tecnología y la electrificación.
Finalmente, la última mesa, dedicada a los instrumentos para la competitividad industrial, reunió a Fernando de Juan (Axpo), Abelardo Reinoso (Malaika NET ENERGY) y Diego Rodríguez (Universidad Complutense de Madrid). De Juan destacó el valor de la flexibilidad de la demanda como herramienta de ahorro, mientras Reinoso advirtió del riesgo de perder inversión industrial por la falta de infraestructura eléctrica. Rodríguez, por su parte, propuso revisar la fiscalidad energética eliminando gravámenes obsoletos y reduciendo el Impuesto Especial sobre la Electricidad para favorecer la electrificación.
El Foro concluyó con un mensaje común: la competitividad industrial europea dependerá de un sistema eléctrico más flexible, predecible y alineado con las necesidades reales de la economía.