La reciente entrada en vigor del reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets) no solo marca un hito para el ecosistema financiero europeo, también sienta bases que podrían aplicarse a la tokenización de energías renovables, según explica Jorge Viñuelas, responsable de asuntos europeos en beBartlet.
“Lo interesante de la regulación europea de las stablecoins es que ha sentado un principio básico: si algo va a circular de manera masiva y afectar al ahorro de la gente, tiene que estar plenamente respaldado, auditado y sujeto a reglas claras”, señala en diálogo con Strategic Energy Europe.
Ese mismo esquema, puede trasladarse a los certificados de energía y a los PPAs tokenizados.
“En lugar de dejar que florezcan proyectos aislados y sin garantías, la lección de MiCA es que los tokens energéticos deberían anclarse siempre a un registro oficial, contar con mecanismos de supervisión y ofrecer a los inversores la seguridad de que lo que compran corresponde a un activo real”, añade.
Trazabilidad y verificación en el Green Deal
El marco del Green Deal europeo y de la Taxonomía Verde exige evidencias cada vez más robustas de que un proyecto es realmente sostenible.
Para Viñuelas, blockchain puede desempeñar un rol decisivo, ya que aporta algo que hasta ahora es difícil de conseguir: confianza en los datos. Cada kilovatio producido puede registrarse, asociarse a un certificado y quedar grabado de manera inmutable.
“Eso significa que una empresa que dice consumir electricidad renovable puede demostrarlo hora a hora, con pruebas verificables”.
De este modo, se responde a la exigencia comunitaria de “menos declaraciones genéricas y más evidencias auditables” sobre inversiones verdes.
Competencia global: Europa frente a EE.UU. y China
La Unión Europea cuenta con un marco regulatorio pionero que podría traducirse en una ventaja competitiva frente a otros bloques.
“Un token que represente una fracción del valor de un parque solar sería un Asset-Referenced Token bajo MiCA; lo mismo ocurre con tokens que reflejen partes de la producción energética, clasificados como utility tokens”, explica Viñuelas.
Mientras tanto, en Estados Unidos la Genius Act regula únicamente las stablecoins de pago y no existe un marco equivalente que abarque la tokenización de activos energéticos. China, por su parte, mantiene un sistema centralizado que restringe la innovación abierta y limita el acceso de inversores internacionales.
La incógnita, apunta el referente de beBartlet, es si el modelo europeo logrará imponerse: “Lo que está por ver es si este enfoque, consistente en regular primero y confiar en que esa regulación impulse la tecnología en una dirección determinada, acabará funcionando mejor que el norteamericano, que suele dejar que la tecnología se desarrolle y solo interviene para regular cuando ya hay problemas constatables”.






























