La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó hoy su World Energy Outlook 2025, uno de los informes más influyentes del sector, y en él dedica una atención especial a la Península Ibérica tras el apagón del 28 de abril.
El organismo toma el caso como referencia de los riesgos que enfrenta un sistema eléctrico altamente renovable, donde la generación avanza más rápido que las infraestructuras de transporte y almacenamiento.
El llamado de atención corresponde a que el mundo ha entrado en la “Era de la Electricidad”, con un aumento global del 40% en la demanda hasta 2035 impulsado por la digitalización, la movilidad eléctrica y la climatización.
En ese contexto, España se perfila como uno de los países que más rápido ha avanzado en renovables, pero también como uno de los más expuestos a los cuellos de botella de la red.
“La velocidad a la que se refuercen las redes y se integren nuevas fuentes de flexibilidad será determinante para garantizar la seguridad de suministro”, señala el documento, que estima que la inversión global en redes deberá duplicarse antes de 2030 para acompañar la expansión renovable.
En este sentido, se reconoció la asimetría con la que se está dando el proceso español. Desde 2015, el gasto global en generación ha crecido un 70%, hasta alcanzar el billón de dólares anuales, mientras que la inversión en infraestructura eléctrica ha aumentado menos de la mitad.
A día de hoy se creó un escenario problemático con congestión en los nudos, retrasos en los puntos de conexión y un incremento de episodios con precios negativos o nulos en mercados como el MIBEL.
El organismo advierte que España y Portugal se encuentran entre los países europeos con mayor tasa de vertidos de energía solar y eólica, un síntoma de que la generación ya está superando la capacidad de evacuación disponible. También urge a reforzar la interconexión con Francia y Marruecos para mejorar la seguridad regional.
Aprendizajes del apagón
El informe reconoce la capacidad de respuesta de los operadores español y portugués tras el colapso del 28A, que restablecieron el suministro en pocas horas gracias a interconexiones robustas y centrales hidroeléctricas con arranque en negro.
Considera que este episodio marcó un antes y un después y dejó en evidencia la necesidad de construir un modelo eléctrico resiliente que pueda resistir eventos extremos y fluctuaciones de tensión en sistemas cada vez más interdependientes.
De esta manera, la Agencia identifica la flexibilidad como el nuevo eje de competitividad. A medida que la eólica y la solar dominen el mix, servicios como la respuesta activa de la demanda, el almacenamiento y la generación gestionable serán esenciales.
España, donde el 50% de la generación ya proviene de fuentes renovables, necesita acelerar el despliegue de sistemas BESS con inversores grid-forming y mecanismos como el SRAD para evitar nuevos desequilibrios.
Europa, entre la ambición y la fragilidad
El World Energy Outlook 2025 señala que Europa avanza hacia la triplicación de su capacidad renovable para 2030, pero sin acompasar ese crecimiento con mejoras en eficiencia ni en resiliencia. El ritmo de eficiencia global se mantiene en torno al 2% anual, cuando debería duplicarse para cumplir los objetivos del Acuerdo de Dubái.
Para el caso español, la AIE destaca la necesidad de convertir el potencial renovable en energía gestionable, apostando por el almacenamiento estacional, redes inteligentes y un marco regulatorio flexible.
En su diagnóstico, la Península se convierte en un ejemplo de los retos de los sistemas eléctricos del futuro: “Los sistemas eléctricos deben evolucionar de la simple integración renovable a una arquitectura de flexibilidad total”, enfatiza el texto, al reclamar la actualización de los códigos de red y los mecanismos de balance para adaptarse a la nueva realidad eléctrica.
Por su parte, también tiene una especial mención la creciente vulnerabilidad europea frente a la concentración del 70% del refinado mundial de minerales estratégicos en un solo país, lo que afecta a la producción de baterías, aerogeneradores y paneles solares.
Para la AIE, la diversificación de cadenas de suministro y el fortalecimiento de alianzas con América Latina y África serán fundamentales para garantizar la seguridad tecnológica del continente.
En sus conclusiones, el World Energy Outlook 2025 describe a la Península Ibérica como un laboratorio adelantado del sistema eléctrico del futuro, donde la transición energética ya se enfrenta a las tensiones que pronto experimentará el resto de Europa. La lección es que la seguridad no depende solo de la generación, sino de la coordinación, la inversión y la agilidad regulatoria.
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WorldEnergyOutlook2025






























