La Comisión Europea presentó en septiembre el 19º paquete de sanciones contra Rusia, que incluye la prohibición de importar gas natural licuado (GNL) a partir del 1 de enero de 2027. La medida forma parte de la estrategia para reducir la dependencia energética de la UE y reforzar la presión económica sobre Moscú en el marco de la guerra de Ucrania.
La propuesta aún debe ser aprobada por unanimidad por los 27 Estados miembros, lo que anticipa negociaciones complejas. Países como Hungría y Eslovaquia han mostrado resistencia a sanciones más duras, lo que podría demorar la decisión. España y Francia figuran entre los países más afectados, ya que mantienen un volumen relevante de importaciones de GNL ruso.
La iniciativa se enmarca en REPowerEU, el plan europeo lanzado en 2022 que persigue tres ejes: ahorro energético, diversificación de proveedores y aceleración de las renovables. Desde el inicio de la guerra, las importaciones de gas ruso por gasoducto han caído drásticamente, pero las de GNL han continuado, representando en 2024 cerca del 15% del suministro europeo.
Alejandro Diego Rosell, consultor de energía, en diálogo con Strategic Energy Europe, remarcó que la decisión puede ser insuficiente para cambiar el comportamiento de Moscú:
“Vamos lentos. La propuesta no es vinculante hasta su aprobación y Hungría o Eslovaquia ejercen de saboteadores. El contrato aplica solo al GNL y, si el objetivo es presionar a Rusia, tendrá tiempo de sobra para diversificar”.
Rosell señaló que España y Francia son de los países más expuestos al corte, por lo que acelerar la transición energética será clave:
“Sin sanciones secundarias más intensas, es bastante fácil para Rusia circunvalar las medidas y seguir exportando. Mejor esto que nada, pero aún insuficiente para que el Kremlin reaccione”.
El analista también valoró la introducción de un mecanismo de ajuste del precio del barril de Ural para las importaciones de crudo, pero lo consideró “una vuelta de tuerca de eficiencia limitada”.
Implicancias para el sector energético
La medida podría acelerar inversiones en renovables, almacenamiento y redes eléctricas para compensar la salida del GNL ruso. España, en su PNIEC actualizado, se ha comprometido a alcanzar un 81% de generación renovable para 2030, meta que podría ser revisada al alza.
El think tank Ember destaca que las renovables ya han evitado €59.000 millones en importaciones de combustibles fósiles desde 2019 y que la solar ha superado al carbón en generación eléctrica en la UE. Estas cifras respaldan la estrategia de sustituir importaciones de gas con mayor despliegue renovable y flexibilidad en la red.
No obstante, analistas advierten que sin un despliegue rápido de almacenamiento y gestión de la demanda, el cierre de importaciones podría tensionar el sistema en los picos invernales.
Perspectiva política
La negociación del paquete sancionador podría prolongarse en el Consejo Europeo. La unanimidad requerida hace que las posiciones de Hungría, Eslovaquia y otros países dependientes de GNL ruso sean decisivas. Los próximos meses estarán marcados por un intenso lobby de gobiernos y empresas energéticas para mitigar impactos y asegurar nuevas fuentes de suministro.
En paralelo, Bruselas insiste en que el movimiento envía una señal clara de que la UE seguirá reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles rusos y acelerando la transición energética.






























