Los datos de Red Eléctrica confirman que, mientras entre julio de 2024 y abril de 2025 el porcentaje de energía renovable no integrable por restricciones técnicas se mantuvo en torno al 1-3%, a partir de mayo se produjo un salto abrupto.
En julio se alcanzó un pico de casi el 11%, para descender levemente al 7% en agosto. Se trata de una escalada sostenida que marca un antes y un después en la integración de renovables en el sistema peninsular.

Según explica Carlos Martín Graña, Responsable de Operaciones de Enerjoin España, “porque a partir de abril/mayo aumenta notablemente la radiación solar y por tanto pasan dos cosas: aumenta la capacidad de generación de los parques solares y se reduce la demanda por el incremento del autoconsumo”.
Esto genera un exceso de oferta en determinadas horas que no puede ser absorbido por la red.
A ello se suma, en palabras de Kiko Maza, consultor de WeMake Consultor, el cambio de criterio de REE tras el apagón de abril: “Las restricciones son mayores, por lo que podemos deducir que Red Eléctrica ha cambiado sus criterios de integración de renovables”.
En conjunto, la combinación de factores naturales y regulatorios ha disparado el nivel de energía vertida.
Consecuencias para el despliegue renovable
El aumento del curtailment no es solo un problema técnico: afecta directamente la viabilidad económica de los proyectos.
En diálogo con Strategic Energy Europe, Maza advierte que “obliga a incrementar la energía vertida en los casos de negocio y esto hace más complicado que salgan los números y el proyecto consiga financiación”. A mayor incertidumbre sobre el aprovechamiento de la generación, mayor riesgo para bancos e inversores.
En paralelo, los costes de seguridad del sistema se han disparado: según El Confidencial, el plan reforzado de REE elevó casi un 97% los costes operativos durante el verano, a pesar de que el mercado mayorista se mantenía barato.
Desde el sector coinciden que instalar más capacidad renovable sin resolver las restricciones actuales solo agravará el problema y Carlos Martín Graña resume la solución en: “Red + almacenamiento + demanda. Si no, es inviable”.
- Refuerzo de red: inversiones en transporte y distribución para aliviar los nodos críticos, especialmente en zonas de alta penetración solar y eólica.
- Almacenamiento: despliegue masivo de baterías, hidrógeno verde o bombeo hidráulico para absorber excedentes.
- Gestón de demanda: medidas para fomentar consumos flexibles, desde la electrificación industrial hasta la recarga inteligente de vehículos eléctricos.
Lo que ha quedado claro es que la transición energética en España llegó al momento en el que se enfrenta al desafío de garantizar que la generación verde que ya está instalada pueda integrarse plenamente en el sistema.
De lo contrario, el crecimiento del parque renovable podría volverse insostenible tanto técnica como financieramente de cara al cumplimiento de los objetivos del PNIEC, esto implica instalar aún al menos 30 GW eólicos y 42–43 GW solares adicionales en los próximos seis años.






























