El pasado 28 de abril de 2025, la Península Ibérica sufrió un apagón de grandes proporciones que afectó tanto a España como a Portugal. Un informe solicitado por la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (aelėc), elaborado por Compass Lexecon e INESC TEC, identifica como causa principal del blackout la insuficiencia de capacidad para absorber energía reactiva y una gestión operativa deficiente del sistema por parte de Red Eléctrica de España (REE).
“Creo que este informe sí que va a la causa única y final del apagón: poca reserva para la gestión de tensión y mala gestión de líneas (e interconexión también) que se comió esa poca reserva de gestión de tensión”, manifiesta Jorge Antonio González Sánchez, especialista en I+D energética.
El analista, señala que el 28 de abril solo había 4.900 MVAr de capacidad de absorción de reactiva disponibles en España, frente a una capacidad total de 13.000 MVAr. Este dato representa apenas el 60% del margen medio observado en 2025, que asciende a 5.800 MVAr.
La situación fue aún más crítica en el sur del país. Según el informe, en Andalucía solo había 117 MVAr disponibles frente a un potencial de 1.550 MVAr, es decir, apenas el 7,5% de la capacidad existente en la región.
También documenta que, ese mismo día, REE ejecutó maniobras en las líneas de transmisión que incrementaron la generación de reactiva en unos 2.400 MVAr, lo que “se comió gran parte del margen de 3.300 MVAr que tenía el sistema”.
En el suroeste, destaca el documento, esta maniobra provocó que se agotara totalmente la capacidad de control de tensión, desencadenando el apagón.
Las maniobras del operador fueron realizadas para contener oscilaciones de frecuencia detectadas desde las 12:03 CET. Sin embargo, la reconexión de 11 líneas incrementó la generación de reactiva justo en zonas ya tensionadas, exacerbando la sobrecarga y reduciendo el margen de maniobra.
Además, el documento subraya que a las 12:33 CET, la frecuencia cayó por debajo de los 49,8 Hz, activando mecanismos de desconexión automática que, sin embargo, no pudieron evitar la caída total del sistema. Se estima que se desconectaron más de 10 GW de carga en segundos.
Como medida inmediata tras el apagón, REE acopló más generación convencional, lo que permitió reducir las oscilaciones de tensión y estabilizar el sistema. El informe concluye que, de haberse tomado esta medida el 28 de abril por la mañana, el blackout podría haberse evitado.
Finalmente, se advierte que persisten interrogantes sin resolver por falta de información completa del operador del sistema, entre ellos, por qué REE priorizó unidades de ciclo combinado de arranque lento en lugar de hidroeléctricas disponibles, y por qué no se reemplazó una unidad clave en Andalucía que fue declarada indisponible la noche anterior.
El caso pone en evidencia la necesidad urgente de mejorar el marco regulatorio del control de tensión en España, dotar de capacidades dinámicas a la generación renovable y reforzar la transparencia operativa del sistema eléctrico nacional.
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